Dame Cosas Buenas

sábado, 28 de febrero de 2015

Y vos... ¿de qué vivís?


Terminando una semana muy intensa, con disco nuevo bajo el brazo, con muchas emociones fuertes vividas en pocas horas y con hermosas charlas con amigos, de esas que terminan con un abrazo y un "te quiero mucho, amigo". A su vez, resignificando el último año y medio de trabajo sostenido con la banda: primero con los ensayos, después ya encerrados en el estudio grabando. Así, despacito, pudimos salir adelante, luego de la incertidumbre natural previa, que no es ajena a cualquier grupo humano que se dispone a encarar un proyecto nuevo.

En lo más personal e interno, hoy sólo quiero estirar lo más posible este momento, que incluye la satisfacción de haber llegado a editar un segundo trabajo discográfico en forma independiente, con el esfuerzo que demanda, con el sacrificio de horas de sueño y tiempos y prioridades familiares, pero con el resultado concreto reflejado en el mejor espejo: el reconocimiento genuino de familia, amigos -muchos de ellos con los cuales quizá no tengo el contacto tan asiduo como quisiera por empujar justamente tantas vidas en una- e incluso personas que no conozco, que me hacen llegar sus comentarios y opiniones mediante las redes sociales. 

Todo esto me recuerda a la frase de mi querido Gustavo Cerati: "Tarda en llegar y al final, hay recompensa". Pero también, me recuerda a una charla que tuve esta semana con un amigo del alma, con quien almorzamos de vez en cuando. Mi amigo me comentó que está pensando en renunciar a su trabajo, que no se siente cómodo en su puesto actual y otros detalles. Cabe aclarar que, como en mi caso, él también tiene un empleo de tiempo completo y "además" es músico. En un momento, mientras mi amigo lloraba su sermón de vino -como dice el tango, aunque el almuerzo era sin vino- se me ocurrió, así, de repente, interrumpirlo para preguntarle: -Decime, y vos... ¿de qué vivís? -De mi trabajo, respondió sin dudarlo. -No, con tu trabajo comés, evidentemente, pero ¿qué es lo que te mantiene vivo? ¿de qué vivís? ¿qué da verdadero sentido a tu vida? ¿la música? ¿el trabajo? ¿ambos?

De más está decir que mi amigo se quedó helado porque, claro, no esperaba una pregunta y repregunta al hilo tan contundentes. El otro día supe de un blogger argentino viajero (no turista) que anda por Asia, desde hace un tiempo. Vive en una pensión y enseña inglés para rebuscárselas. El tipo comparte habitación con un chino, al cual, todo parece resbalarle bastante y las cosas malas que le pasan, no hacen mella en su estado de ánimo. Consultado por el argentino sobre su actitud frente a la adversidad, el chino respondió que no es que no le importe lo que tiene que sortear cada día, sino que rige su vida por objetivos más grandes, pone la vista más allá y así es como motoriza su agenda. El chino sabe que si se deja llevar por los problemas de cada día, nunca llegará adonde quiere ir.

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